Sunday, October 14, 2007

Inconclusiones

Nos conocimos por dentro antes que por fuera, y por eso hay ciertas cosas que nunca te digo, que no caben en ninguna lista porque están flotando en el aire, en un equilibrio imposible en el que nadie es capaz de asegurar si sos frágil y te estás haciendo la dura o todo lo contrario, o tal vez depende del momento. Por eso hay veces que prefiero respirar y disfrutar del placer de sentirme en casa en tu silencio aunque ninguno de los dos estemos de acuerdo con la definición oficial de esa palabra. Y como me conoces de una forma tan compleja, directamente la raíz y después, mucho después, las ramas, sabes bien de lo que hablo. Porque te llenaste la voz de orillas accidentales al intentar llegar antes que tu sombra a la felicidad, ahora repartís sonrisas como paraguas contra este cielo gris que nunca te hace justicia. Y no necesito decirte todas esas verdades que te dijeron tantas veces y que se convierten casi en tu segunda piel, prefiero bucear un poco y detenerme un momento en el pequeño gesto que pasa desapercibido. Porque no hay normas escritas desde el mismo instante en que nos encontramos, cuando veníamos caminando sobre raíles paralelos y nos cruzamos en el punto de inflexión de dos vuelos sin motor a punto de aterrizar de emergencia. Como una puerta que está siempre entreabierta, a la que es inevitable asomarse con veneración, apenas un misterio. A partir de entonces fuiste creciendo dentro de mí como hiciste con cualquiera que se haya cruzado en tu camino, un poco cada día hasta que la respiración se acostumbra al fuego y el hielo a la vez, todo en su justa medida, recogidos ahí donde fuiste buscando razones y finales para los cuentos de luz y para los de oscuridad, esos que nunca terminan como querías, sino como esperabas. Formada como tu playa, a base de sedimentos, huellas de otras vidas que fuiste interpretando, que te fueron perfilando. Porque cada vez que apareces pienso que tu tiempo se expandió mientras yo me limitaba a ver arder las fósforos consumirse, y ahora estás siempre a dos manzanas de distancia, dispuesta a compartir una almohada y un espacio que ya estaba ahí desde antes, antes incluso de que amaneciera. Así que sólo puedo ofrecerte garantía de continuidad: todo acaba pasando, las caras y los cuerpos se alejan y se diluyen en el tiempo, pero hay un puñado de permanencias, como migas que nos sirven de referencia cuando nos rodea la niebla: si te parece bien, me quedo hasta que se apaguen todas las llamas, hasta que se enfríen las cenizas, y después si queres un ratito más todavía. Un grano de tu arena vale más que todas las estrellas fugaces juntas.

1 comment:

m said...

No sé si es mi estado actual o tu prosa, pero me retuviste mucho leyendo. Es tu forma de escribir y de sentir. De verdad, no suelo leer sobre sentimientos ajenos, pero qué bueno que te leí. (yo miro chistes y youtube, posta)Este texto particularmente me llegó mucho.Tan profundo, tan personal. increíble. De verdad. Nunca me pasó con algo así, disfrutar cada línea. Grcias.