Saturday, January 13, 2007
Contemplo el horizonte tragando las ventanas que se entrecierran meciendose en un ir y venir de estallidos primaverales, vuelvo a retomar el vuelo infernal de pensar que las líneas punteadas dibujadas en mis ojos no son más que otro obstaculo en el camino de mis huesos. Entonces, siento que todo vuelve a llover cuesta arriba, donde los sueños son una vida más, y el estar dormido en una cama es un hobby para los chicos en su tiempo libre. Bien, supongamos que tenemos tres (3) posibilidades. Contemplando que la primera implicaria la perdida de ambos ojos ( y ante la idea de que esto NO es buena idea ), terminamos por tomar las últimas 2 como únicas alternativas. a. Nos damos enteramente a la tarea de quemar los campos que nos rodean, y convertirnos en estructuras completamente moldeables a la necesidad de crear, de dejar una huella y morir, arrastrando a nuestro paso cualquier melodía por más bella que sea, en un chasquido de huesos al compás de las canciones favoritas de tus amigos... b. Nos entregamos en cuerpo y alma (...) a la complicada [pero más rica] tarea de emprender un camino, atravezando los huesos, llevando escapularios, cargando con miles de mochilas con forma de caracól, que nos indican que el esfuerzo que hacemos tiene raíz en el centro de nuestra conciencia. Al no poseerla, al ser inconciente, perdemos esa satisfacción por el esfuerzo y entramos en el desgano, donde, sin opcion, nuestras extremidades se vuelven simplemente una extención inútil de nuestro cuerpo antes de volverse cenizas. Cenizas y arena. Una vez contempladas las opciones, deberemos dormir ante la razón que el individuo intenta esconder tras ese mar de excusas que conocemos como "miedos", "dudas", "inseguridades", y debemos tratar de ahogarnos en ella. Una vez consumidos varios litros de esa razón, y dejando que el sol entre en nuestros tejidos estáticos, guardamos una buena ración de recuerdos y nos damos a la simple tarea de vivir.
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