Nada es tan lucido como la promesa de sueños, pero estas pildoras que encontramos solo me hacen dormir.
No hay nada que sea tan puro como la palabra escrita mi amada, asi que brindemos con un pequeño poema.
Hasta que el deseo de hablar pierda urgencia.
Nuestra indecencia animal es tan indiferente.
Es sobre el campanario, a la hora dorada.
Angel de las agujas escala aqui cajas de acero, espina de escalera, angulo de deseo.
Asciende el forjado hierro, uno a uno, error tras error.
Es la linea creciente del techo la que me hace sentir tragado entero,
o la forma en que mi cuerpo apenas pincha el cielo,
lo mismo que un siglo digno de sangre de virgen atravez de mis ansiantes venas,
intrigandose para convencer a mi mente de que el placer no tiene nada que ver con milagro de necesidad.
Nada es tan inaceptable como metros y rimas cuando no podes ver el piso desde ese precipicio y estamos tan elevados, lejos del nido.
La gravedad no me regalo el privilegio de fallar que mi rama nunca rompe.
No me tropiezo con nada.
Asi que escalo y carvo mis iniciales en la corteza con la pluma que encontre pero todo es tan falso, artificial.
Mis genes no me bendijeron con la prevision de un sabio, pero yo se como esto va a terminar, en disculpas y tinta sobre una pagina.
Una confesion emplumada de cuervo, lentamente construida,
de mi espiritu para todos ustedes,
tinta indeleble negra mancha el tablero, sellada en caliente, original y pura.
Una manifestacion construida lentamente acerca de como temblar,
como una base,como un puente en una cancion, y menos como el poema que te prometi.
Nada es tan horrible como Haikus escritos en las veredas con tiza blanca,
y todo lo que tengo son estas lineas manchadas de tinta.
Con nuestras voces en harmonia, la ofrenda, de este tejido con plumas de cuervo.
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